martes, 21 de septiembre de 2010

CON EL CUENTO CHINO...

Partamos de la hipótesis (échenle imaginación) de que soy un necio. Después de "con todos mis respetos...", mi frase admonitoria preferida es "el que avisa no es traidor". Así que si alguien se me escandaliza a medio blog y me llama insensible, xenófobo o, peor aún fachilla, puede irse a tomar por el asterisco. Con todos mis respetos.

El caso es que prácticamente todas las semanas en mi ruta habitual hacia el gimnasio (o gym, por si lee algún adolescente) descubro un nuevo comercio de gerencia china que, una vez abierto, compite en horarios con el Seven Eleven y alguna constructora egipcia de pirámides. Como soy portador (o huésped) de unos principios bastante retorcidos/rebuscados, pero principios al fin y al cabo, siempre me he negado a gastar un solo céntimo en dichos locales. Me da igual que se llamen "todo a 0'60€", "Bar & tapas Chu-Lín" o "Bisutelía chunga pelo balata". Sólo los restaurantes chinos se salvan honorablemente. Podría alegar razones como respeto por los derechos obreros de allí y de aquí, mi preferencia (soy así de caprichosito) por los productos que sobreviven a las 12 horas de uso, lo que me asquea la competencia desleal apoyada en la salud de los de siempre, o simplemente que nuestro gobierno nos haya vendido ante la segunda potencia económica del planeta cual puta que se deshace de su bebé en un arrollo porque le sale más a cuenta amamantar al de una familia pudiente. Me sobran motivos como para rellenar entradas del blog durante semanas y al mismo tiempo dar salida a la bilis que me sobra, pero me los ahorraré. Por ahora.

Ciñéndome al asunto oriental, llevo mucho tiempo convencido de que visto lo visto, llegará el día en que nuestros hijos, o sus hijos, tendrán prácticamente que emigrar a China si quieren trabajar. Y entonces se toparán con un ambiente laboral mucho menos amistoso (recordemos, somos el "demonio extranjero" del que, hasta hace bien poco, no querían ni oir hablar) del que aquí se ofrece. Que ya es decir. Lo más probable es que doblen el lomo doce horas diarias a cambio de un sueldo miserable, un bol de arroz blanco y quince minutos de asuntos propios. E insisto, que esto lo vea un zoquete como yo indica lo obvio que debería ser para el resto. Siendo franco, este es una de las principales razones por las que procuro no financiar ese futuro a mi descendencia.

Estas son las idioteces que suelen rondarme por la cabeza mientras pateo aceras con el mp3 colgando. Pero hace un par de días caí en la cuenta de algo. Mientras yo, con mi sueldo de mierda, sigo prefiriendo gastar mis escasos euros de teleoperador pagando precios razonables por una caña con su tapa o unos calzoncillos de Spiderman decentes (sí, es compatible), me cruzo a diario con padres y madres de familia que alegremente entran en estos comercios a comprar gili****ces de ínfima calidad mientras observan, bovinos ante el AVE, cómo echa el cierre su vecino el tendero, e hipotecan el futuro de sus enanos mocosos, que ni se huelen la que se les vendrá encima. Y entonces, justo en ese momento, me doy cuenta de que me sale innecesariamente caro defender una causa que no quiere ser defendida. O una causa que sólo existe en mi cabeza. O una causa que únicamente existirá algún día en las costillas doloridas de hijos ajenos. Lo más probable es que un servidor no deje descendencia en este mundo degradado. Puedo permitirme ahorrar una pastita importante todos los meses poniéndome hasta el culo con el pan de hoy, aunque me dé hambre mañana. Qué coño, que le den al mañana, yo no lo sufriré. Me apena que los adultos de entonces se cisquen en los inconscientes de hoy, pero yo me libro. Que cada perro se lama su cipote.

Así que a partir de este momento me guardo determinados principios en el bolsillo interior de esa chaqueta de invierno que nunca uso, ni siquiera en invierno. Sólo hay una idea que me reconforta y desearía con todas mis fuerzas que fuera cierta: la reencarnación. Daría mi brazo derecho, el de internet. Reconozco que me pone un poco cachondo la idea de que un lunes futuro, bajo los latigazos de las seis cero cero, nos encontráramos todos cagándonos en generaciones pasadas que nos vendieron por cuatro cochinos duros de plástico barato y nos condenaran a una vida de mierda, sin ser capaces de recordar que fuimos nosotros mismos esos lumbreras. ¡No, no, mejor aún! Me pone MUY cachondo pensar que SÍ fuéramos capaces de recordarlo durante un breve instante...

Tenemos el futuro (y el presente) que nos merecemos. Y ese nos lo ganaremos a pulso.
A la mierda, que diría el gran Labordeta.

..

martes, 7 de septiembre de 2010

DesColgado

-Por enfrentarme con mi letra, con lo fea que la tengo

-Por preferir que no te prefiriera

-Por entretenerte con mi isla interior mientras esperabas tu isla mediterránea

-Por aburrirte de nuestro parque con patos y buscar un parque de bomberos

-Por dejar que me colgara de ese clavo, sabiendo lo flojo que estaba

-Por colgar mi yelmo sobre tu chimenea

-Por agazaparte tras matojos de "losientos" y "nopuedos" para ocultar tu traje de "noquieros"

-Por aspirar mis "parasiempres", que sabías humo de "porahoras"

-Por presentarme a mi mejor yo para abandonarlo a merced de mi peor versión, quien lo asesinó por la espalda

-Por cambiar a un hombre pequeño por un niño grande

-Porque te creí Juana de Arco, y sólo eras un leoncillo en Oz

-Porque tu mirada de playa menorquina sólo fueron caramelos usados de menta

-Por contradecir tu nombre. Por convencerme de que el mío sabía a beso

-Por apoyar tu cabeza sobre un nombre corriente

-Por obligarme a escupir tinta y sangrar reproches

-Por matar el gusanillo con mis galletas porque se retrasaba tu plato principal

-Por echarme encima un cubo lleno de realidad, con lo que odio el alquitrán los jueves

-Por distraer a mis fantasmas para después llenarme las calles de bandidos

-Por dejarte olvidados tus olores en la mesita de noche

-Por hacer de mí hormigón cuando elegí ser chicle

-Porque dentro de unos pocos renglones nunca nos habremos conocido

-Porque me diste un trozo del mapa hacia el Nirvana, pero no tuve derecho a la parte con la equis

-Por convertirme en eterno deudor de mi amigo de acero

-Por alejarte rebotando como un balón de rugby cuando quise abrazarte fuerte

-Por construir tiendas de campaña sobre mis brisas de verano

-Por ser distinta, pero igual

-Por convertir nuestros 3 minutos en 300 kilómetros

-Por llenarme de huecos la ciudad

-Por enseñarme la única lección que nunca quise aprender

-Por que dejaras en Lola la peor de las cicatrices: la innecesaria

Sé que aseguré no ser persona de reproches (y sigo siéndolo), pero se trata de una cuestión de higiene mental mútua. No te preocupes, ni siquiera son balas de fogueo. Sólo un rifle de juguete disparando mi último tapón de corcho atado a un cordel, no te dolerá de verdad. Si te da en un ojo te joderá un poco, nada que no se arregle en un par de días. Ya verás.

Te deseo toda la felicidad posible en el pais de Oz. Yo por mi parte vuelvo a casa. Clac, clac, no hay nada como el hogar. Clac, clac, no hay nada como el hogar. Clac, clac, no hay nada como... En fin, ya sabes. 

..