viernes, 19 de noviembre de 2010

ME RESUCITA EL OLOR DE:

La acera de cualquier bar en Madrid a las seis de la mañana. El césped que cortaba aquel verano adolescente. Mi balcón los sábados sobre el horno de la esquina. La Habana, en cuanto bajas del avión. Mi padre recién afeitado, aun cuando usa la loción más barata. Las salas antiguas de cine, como de cloro. La Plaza del Ayuntamiento después de la mascletá. El hormigón recién echado. Mi casa después de haber pasado fuera un tiempo, a cerrado. Alguien que se te cruza con la ropa recién lavada con suavizante. El portal de mi abuela, a cocido madrileño de extrarradio. La primera página que leo del periódico dominical. Una cama con sábanas nuevas, todo un clásico. La mañana siguiente de haber estrenado una cama con sábanas nuevas. Cuando me lavo la cara con Heno de Pravia. Las calles de Vallecas. El reencuentro con un libro olvidado hace muchos, muchos años, como Momo. Cualquier rincón de la casa del pueblo de Isma cuando prepara el té. El Café Teatro de los domingos por la tarde. Los siete días del camino de Santiago inglés. Alguien que fuma cerca una mañana muy fría. La frutería de mi barrio. Tu pelo.