sábado, 1 de enero de 2011

BY THE WAY...

PROPÓSITOS PARA UN NUEVO AÑO:


Entender un poco más a los demás. Hacerme entender mejor. Entenderme.

Afilar ciertas palabras desaprovechadas, despuntar la mayoría para que no pinchen. Al menos no sin querer.

Jugármela por las personas que arriesgan. Ignorar a las indiferentes. Apenarme por las cobardes.

Haprender ha escrivir mejór. De hecho, aprender a escribir. Y dejar de acabar las frases con pu(n)tos suspensivos...

No ser tan malhablado, cojones.

Despilfarrar cariños con quienes realmente los aprecien y guardar los que sobren en un tupperware apto para microondas.

No ponérselo tan difícil al alcohol cuando tenga que hacer su trabajo. Y al tiempo, cuando proceda.

Encontrar más personas y razones a las que admirar.

Quitarme la coraza cuando empiece a hacer bueno, a más tardar en verano.

Ponerme nervioso sólo cuando me quiten el aliento. Dejar de darle confianzas a la bilirrubina.

Quitarme centímetros de algunos sitios y ponerlos en otros (¿Qué pasa? Son mis propósitos y pongo lo que quiero).

Preocuparme por aquellos que son más pequeños que sus problemas, y dejar de echarme las manos a la cabeza por un par de chinas en mis zapatos.

Que no me dé vergüenza pedir gafas de cristal verde en un bazar chino.

Atreverme a escribir desnudo, ya sea exudando, vomitando, cagando, escupiendo, susurrando o eyaculando.

Leer mucho más y mejor.

Hacer más, pretender menos.

Hacer el camino de Santiago convencido de que me esperan a la vuelta.

Conocer mi mundo y sólo entonces, conocer el mundo. O puede que al revés.

Ponerme lentillas nuevas y comprarme un sonotone de la teletienda.

Aprender a nadar (bien bien) y/o a tocar la guitarra (mínimamente).

Dejar de tontear con Madrid y subir a su casa a tomar un café (y lo que surja).

Empezar a comer fruta, racionar el café, renovarle el contrato a la cerveza.

Asumir que el pasado pasó y lo llevo atrás en el maletero, envuelto en una alfombra vieja, mientras conduzco hacia el puente.

Encontrar alguna adicción perniciosa (y barata) que poder dejar el año que viene.

Pasar de puntillas sobre las brasas innecesarias. Propias y ajenas.

Ignorar un 90% de estos propósitos, para ahorrarme el trabajo el 1 de enero del 2012, copypasteando.

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