viernes, 5 de marzo de 2010

¿Pero esta no era la puerta del baño?

Entonces, ¿qué es este sitio?

Vuelvo a estar por aquí. Han pasado muchas noches, muchos días y muchas cosas desde la última vez que escribí: Gran Hermano se “reinventa” autoalimentándose con su propio vómito, algunos gobernantes han empezado a insinuar que para salir de la crisis nuestros mayores a punto de jubilarse tendrán que seguir doblando el lomo un par de añitos de nada, y en la capital del Turia comienzan a oírse los primeros petardos y “mascletaes” (que pondrán en serios apuros la grabación del corto en la que nos encontramos inmersos). Claro, como es lógico (no debería serlo), hay cosas mucho más importantes. Huelga decir que en partes del mundo que a algunos nos parecen remotas hay gente pasándolo mal, realmente mal, y cuya maltratada realidad abofetea a la nuestra sin saberlo recordándonos que nuestros problemas no son tantos como pensamos. Maldito el alivio, por cierto. Eso me da cierta perspectiva sobre algunos cambios y giros dramáticos de guión que ha habido en mi vida personal (cámbiese “entra en escena hermano gemelo malvado al que diferencia el parche del ojo” o “…y descubre horrorizado que él mismo era su propio padre venido del futuro para casarse consigo mismo” por “no te puedes fiar de nadie”, y ahí lo tienen) que me habían persuadido a dejar esto del blogueo por un tiempo. Pero sobre esto nadie me sacará una palabra más… a no ser alcohol mediante, bien acompañado y a partir de la hora en que los gremlins no deben comer.

En lo positivo, también hay mucho que contar siempre, porque obviarlo sería de imbéciles. Y un servidor admite ser bobo, ignorante, primo, pringadillo, atolondrado, lechuguino e inmaduro. Pero de imbécil nada. Y que ante casi todas las pérdidas siempre hay nuevos hallazgos lo sé hasta yo. Mientras dices “adiosito” con una manita, cleenex en mano, puedes estar seguro de que con otra has de prepararte para saludar gente nueva (sorprendentes descubrimientos casi siempre), o viejos conocidos que se levantan del banquillo, calientan un poco y se te meten en el partido intentando hacerte un buen pase de gol. Lo dicho, gratas sorpresas.

Que nadie se asuste, no me he vuelto un entusiasta de Paulo Coelho o Jorge Bucay. Y no, tampoco me he puesto al día con todos los power points pastelosos que envían los conocidos por correo, desde la impunidad de la distancia. Es más, ni siquiera estoy hasta las trancas de cafeína (no he podido repetir, acabo de tomarme la última cápsula de Nespresso, ¿qué será de mí mañana?). Simplemente me he puesto a comprobar que todo lo necesario para este innecesario blog sigue operativo: el teclado funciona bien, mis dedos aún recuerdan el método de mecanografía, el puf de mi sofá conserva el sutil hueco de ambas nalgas… Y una vez metido en menesteres, me han cruzado estos pensamientos por la cabeza. Y aquí están, divagaciones buenrolleras plasmadas en la pantalla, que lo mismo podían haber tratado sobre la excelente y variadísima filmografía de mi admirada Gianna Michaels, de haberme pillado en otra franja horaria. Por ejemplo.

Y ahora, querido lector, es cuando tú dices: “¡Maldita sea! Tres párrafos para decir que ha vuelto”.
PUES SÍ.

3 comentarios:

  1. gianna michaels manda! Buenas tetas mejor persona.

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  2. Eres el orgullo de los colectivos "Amantes de los collares de macarrones" y "Quiero ser familia de Carmella Bing"...

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  3. siempre me ha gustado apoyar a la gente con talento.

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