domingo, 16 de mayo de 2010

DECÁLOGO PARA LA ASISTENCIA A EVENTOS MUSICALES

Si sabes que cuando salga el artista al escenario vas a comenzar a dar saltos y gritos como una posesa, NO LLEVES TACONES. Puede que el que tengas detrás no lleve calzado de seguridad.

Estimada chica morena alta: está muy bien que midas 1.80 y tengas un pelazo hasta la cintura, de verdad. Y reconozco que puedes situarte donde te salga de la bisectriz. Pero de todos los sitios posibles, ¿realmente NECESITAS ponerte diez centímetros delante de un tío de 1.70 que ha llegado mucho antes que tú? Ah, y a esa distancia tampoco mola mucho que te atuses la melena constantemente, por varias razones evidentes.

Aunque sea usted una señora de cincuenta y pico años, no es necesario que baile como dos de veinticinco. Sobretodo si es totalmente arrítmica. Déjelo. EN SERIO.

A juzgar por las venas Schwarzennegerianas de tus brazos al agarrarte el bolso durante tres horas sin aflojar ni un ápice, llevas algo verdaderamente valioso en él. ¿Y si otro día te lo dejas en la caja fuerte de casa y disfrutas del concierto?

Estimada chica bailonga: entiendo que necesites expresarte corporalmente al oír música, pero entiéndeme tú a mí (o al resto de asistentes): tocamos a una parcelita de unos dos metros cuadrados. No estás en el puto césped del Santiago Bernabeu un martes a mediodía.

Estimada chica bailonga: no, no la he tomado contigo. Pero has de saber una cosa: NO TODAS LAS CANCIONES SON BAILABLES. Sólo las bailables son bailables. (¿No crees que deberías descansar un poco… al menos en las baladas?)

Gritar por teléfono a alguien que te está buscando de entre las masas “¿no me ves? ¡tengo la mano levantada!” dice muy poco de ti. O mucho, según la calidad humana del que está observándote entre la multitud. En mi caso ambas.

Pretender hablar por teléfono durante un evento musical dotado de 70.000 vatios de potencia, sólo dice de ti que te sobra el saldo y te faltan excusas para gastarlo. Bueno no, dice más cosas, pero son muy feas.

Antes de decirle alegremente a Duff-Man (el hombre-barril) “¡venga una cervecita bien fría!”, prueba a preguntarle “¿cuánto cuesta una cervecita bien fría, amable señor?” Así no necesitarás organizar una colecta in situ entre tus amigos (que pronto dejarán de serlo).

Vale que dentro del recinto la cerveza es más cara. Pero si lo único que se te ocurre es ponerte ciego en los bares aledaños (sí, he dicho aledaños, qué pasa) argumentando jocoso “¡así ya la llevo puesta! …ja-ja-ja…”, vas a pasarte las próximas dos horas preocupado por lo que falta para que acabe y poder orinar, en vez de por si tocarán tu canción preferida.

Si durante el concierto te dedicas a subir fotos en directo al Facebook para que tus ciento y pico contactos piensen que eres un tío con una vida social molona, vuelve a calcularlo: miles de personas que te rodean pensarán que eres un jodido freaky.

Si desde el minuto diez estás deseando llegar a casa para bloggear un “Decálogo de comportamiento en un evento musical”, ERES UN JODIDO FREAKY. (Si escribes “freaky” en lugar del castellanizado “friki”, sólo lo empeoras)

Como parte del público, es tu obligación aplaudir cada canción justo a la altura de los pabellones auditivos de la persona de delante, y asumir que la de detrás hará lo propio contigo.Si te resulta molesto, desahógate haciéndolo tú más fuerte. Crearás una bonita reacción en cadena.

Si el cantante hace una pausa durante una canción para anunciar “que por favor se esté quieta la mujer rubia bajita porque me distrae y se me olvida la letra”, es hora de que te establezcas en un sitio de una santa vez, rubia bajita. Y ya sabes, la próxima vez nada de tripis.

Procura ir con los deberes hechos y la letra aprendida. Puede que te hagan un primer plano para la pantalla gigante durante una tierna balada y nos demos cuenta de que sólo te sabes el final del estribillo. Aunque si te han escogido a ti es porque estás buena, tampoco importa demasiado.

Y si eres un cascarrabias antisocial, ¿de qué te quejas? ¿Qué esperabas de un concierto?

2 comentarios:

Si sabes escribir, puedes comentar.