jueves, 7 de enero de 2010

El desenlace (La Odisea, de Onero III)

Antes del desenlace de este trepidante relato se producen ciertos acontecimientos. Para resumirlos mucho, diremos que nuestro joven héroe se dio de alta en Ono. Por una parte disfrutó desde un primer momento de la televisión por cable, con algunos canales sinceramente molones. Aparte de “Paramount Comedy”, otros muchos como “Ctk”, “Mgm” o por supuesto la “Fox”. Hurra, hurra… Pero como muchos de ustedes imaginarán ya a estas alturas, la velocidad prometida era justo de 3 megas. Esto en términos puramente científicos significa que comparado con mis 8 anteriores al hacer una descarga me tomaría más del doble de tiempo. Ni más ni menos. Si a esto sumamos que durante varios días se sucedieron mini-cortes en la conexión que dieron al traste con numerosas descargas de… copias de seguridad de ciertas películas, os haréis una idea de que un servidor se puso rojo rojo rojo, como el más pequeño de los Dalton. En esta ocasión obviaré las múltiples llamadas que hizo, las primeras de las cuales solicitaban un técnico que lo solucionara , y en último término otras tantas pidiendo que le dieran de baja porque le tenían muy hartito. En cambio os ofrezco la última, que ilustra cómo fueron los anteriores intentos, que se quedaron en nada.



DIA 3

Moi lleva un rato meditando llamar a Ono (one more time) para solicitar la baja. Calcula cuidadosamente si tiene un par de horas libres antes de marcar el número, y decide que sí. Unas cuantas identificaciones de usuario más tarde, junto con bastantes opciones elegidas con el teclado del teléfono…


Moi: “Hola. ¿Es por fin el departamento de bajas?”

Ono: “En efecto señor Camacho, ¿en qué puedo ayudarle?”

Moi: “Pues quisiera darme de baja de sus servicios de internet, teléfono y televisión”

Ono: “Ajá. ¿Me indicaría los motivos, si es tan amable?”

Moi: “Sí, léase el primer párrafo de esta entrada del blog, que no tengo ganas de repetirlo todo”

Ono: “Bueno, como le comentó mi compañera, tiene usted la opción de ampliar a 6 megas su contrato y…”

Moi: “¡Mire… señorita! No quiero ampliar nada, me va a costar tanto como con mi anterior compañía y… y que no. Que quiero darme de baja. Léase las primeras dos partes de esta Odisea de Onero y ahórreme trabajo, por favor.”

Ono: “Está bien, pero le advierto que tiene usted un contrato de permanencia de 18 meses y si le damos de baja deberá abonar usted la cantidad de 150 euros…”

Moi: “Eso lo dudo. Como le indiqué a la comercial, si no se cumplían las condiciones que me ofrecía, me daría de baja sin pagar nada más que los días de servicio. Tengo la conversación grabada y puedo asegurarle que actualmente mi conexión dista mucho de lo hablado”

Ono: “Bueno, esa no es mi competencia. Le repito que inicialmente tendrá usted que abonar 150 eu…”

Moi: “Jeje. No. De hecho, en cuanto le cuelgue a usted daré orden a mi banco de que no pague ningún recibo superior a 30 euros”

Ono: “Sepa señor, que en ese caso usted será incluido en una lista de morosos, que le imposibilitará cualquier compra a crédito en el futro”

Moi: “Estupendo, no pienso comprar nada a crédito en un futuro a medio plazo. No obstante, no tendré ningún problema en ponerlo en manos de un abogado si procede…”

Ono: “…Bien… Pero permítame recordarle que si prueba con los 6 megas…”

Moi: “¡QUE NO! ¡NO QUIERO NI UN SOLO MEGA SUYO! ¡QUIERO QUE ME DÉ DE BAJA!”

Ono: “Vale, tendrá que apuntarse la dirección a la que enviar el router, el decodificador de televisión, el mando, los cables…”

Moi: “¿Que qué? No. Mire, lo trajo un técnico, que vuelva a pasar y se lo lleve”

Ono: “DE ESO NADA. ¿Porqué va a pasar nadie por su casa? ¿Por su cara bonita? No, aquí las cosas se hacen como dispone la compañía” (contestación textual)

Moi: “Oh… Ahora sí que me va a dar de baja, y además le voy a poner una reclamación por su pésima educación. ¿Cuál es su nombre y número de extensión?”

Ono: “Vanesa XXXXXX, el número de extensión no se lo puedo facilitar”

Moi: “Ok, en ese caso páseme con su supervisor”

Ono: “No, no puedo hacer eso. Yo soy mi supervisor”

Moi: “¿¿Qué?? Ahora lo entiendo todo.”

Ono: “No, quiero decir que… que no hay supervisor… que es un departamento donde… todos somos iguales, y…”

Moi: “Y campan a sus anchas. Entiendo”

Ono: (ya más tranquilita) “Permítame de nuevo insistir, es que sé que estoy segura de que con 6 megas estaría mucho más satisfecho, porque la fibra óptica…”

Moi: “NO. NO, NO. Miraaaa…Vanesa. Te repito que no quiero seguir siendo cliente vuestro. Quiero que me des de baja. Punto. ¿Entendido?”

Ono: “De acuerdo, no se retire”

(minutos después)

Ono: “Disculpe la espera. Estoy realizando las gestiones para la baja, no se retire”

(otros tres o cuatro minutos después)

Ono: “Disculpe de nuevo la espera. Sigo realizando las gestiones correspondientes. Mientras tanto, aún puede echarse atrás y probar con los 6 megas…” (¡esto es totalmente real!)

Moi: “Vanesa. Mira, hasta que no me des de baja me niego rotundamente a discutir de nuevo esto.”

Ono: “Ya, pero lo digo pensando en usted. Es que va a tener que pagar 150 euros”

Moi: “Vanesa, no me quieras tanto. Gracias por la preocupación. Dame de baja”

Ono: “ No, si yo entiendo que esté usted enojado, pero es que es una tontería perder 150 euros pudiendo…”

Moi: “DAME-DE-BAJA,POR-FAVOR” (en esos momentos aprendí a hablar en mayúsculas)

Todo bastante resumido, porque en esos momentos miro el reloj y me doy cuenta de que llevo al teléfono casi una hora, y una vez más me ponen en espera. La cancioncita, por cierto, aún me provoca pesadillas. Llevo días intentando conseguirla para ponerla al revés en un tocadiscos, por curiosidad.

Ono: “Disculpe de nuevo señor Camacho. Antes de darle de baja definitivamente, voy a consultar si hay alguna oferta aplicable a su caso de la que se pueda beneficiar. Un…”

Moi: “¡No, espera!”

Ono: “…momento…”

(Tirorirorí tioriroríiiii….)

Ono: “Mire, señor Camacho, en estos momentos disfruta usted de nuestros máximos descuentos, pero en un futuro no descartamos hacer nuevas ofertas de las que podría beneficiarse al seguir con nosotros. ¿Quiere que le amplíe a 6 megas?”

Moi: (con el rostro desencajado) “Mira Vanesa, vas a acabar haciendo que te hable muy mal, y no quiero. En parte porque va a caer en saco roto, y voy a malgastar saliva. Además, no puedo estar una hora discutiendo contigo para que no escuches nada de lo que te digo. Estoy harto. Quiero colgar de una vez. DAME DE BAJA YA”

Ono: “Entiendo su enojo. Pero le aconsejo que…” (Y no, no me he equivocado al escribir. La tipa entró en un bucle, como sus anteriores compañeras a las que había acabado colgando)

Moi: “Vanesa, mi enojo viene no tanto de que la comercial me la metiera doblada, como del hecho de que me estés ignorando por completo. A ver, ¿qué palabra de “dame de baja” no entiendes?”

Ono: “¡Es que si le doy de baja tendrá que pagar una sanción!”

Moi: “¡Me da igual”

Ono: “¡Ya, pero es que la solución es mucho más fácil! Basta con que pruebe los 6 megas que le estoy ofreciendo, y en un futuro…”
En esos momentos tensos yo ya hablaba con un marcado sarcasmo que ella parecía ignorar. Llegué a ponerle voces de dibujos animados en algunas partes de estas últimas líneas, que fueron muchas más porque realmente nos vimos inmersos en un bucle del que no supe salir. Yo reía nerviosamente, pero ella se limitaba a leer una y otra vez su manual, bajo el apartado “Si un cliente pretende darse de baja”. Me convertí en un hombre desesperado. Respiré profundamente y me concentré. Entorné los ojos y de repente vi una luz, un resquicio. Así que hábilmente y con la velocidad de un rayo aproveché una pausa que hizo para respirar, y le dije:

Moi: “Mira, Vanesa, bonita… Ahora mismo estoy muy muy muy enfadado, con Ono, contigo y con parte de tu familia. Pero no voy a chillarte, porque estoy empezando a marearme. Acabo de cortarme las venas porque no me has dado opción, y durante las últimas ofertas de 6 megas que me has ofrecido he perdido bastante sangre. Así que ahora voy a colgarte, porque necesito la línea libre para llamar a Emergencias. Gracias por tu ayuda.”

Ono: “Disculpe, no le he entendido.”

Moi: “pí-pí-pí-pí…”



Nunca mientras viva lamentaré lo suficiente no haber grabado la conversación. Bueno,las conversaciones. Porque esta última es bastante similar a las anteriores dos que tuve solo unos días antes, y que consiguieron que acabara colgando por K.O. técnico. Y por falta de batería del inalámbrico. Pero os prometo que lo aquí reflejado es totalmente cierto, y muy básico. Sin intención de exagerar, os prometo que literalmente me frotaba los ojos de incredulidad mientras me pateaba el laaaaaargo pasillo de mi casa como unas cincuenta veces.

Ni decir tiene que finalmente me di de baja de Tele2. Y que actualmente los servicios de Ono siguen ocasionándome problemas. Pero ahora me parecen cojonudos.

6 comentarios:

  1. Una gran historia, Moi. Felicidades. Parece Ciencia Ficción.

    ResponderEliminar
  2. Pues hombre, con 6 megas igual no se arregla, pero ¿y con 12 megas?. Llama a Vanessa a ver si tiene la de 12!!

    ResponderEliminar
  3. Vanessa tiene que ser de armas tomar, la verdad. Seguro que es jacona y dominatrix.

    ResponderEliminar
  4. Definitivamente, creo que esta tía se ha aprendido mejor el "dile que no" que tú, y esos con la de años que llevas practicando salsa...

    ResponderEliminar
  5. Lo escalofriante de todo esto es que estoy convencido de que Ono amenaza a sus operadoras con hacer daño a sus familias si algún desaprensivo como yo se da de baja. En cambio, si te das de alta en los 12 megas, les ponen un chalé en la sierra.

    ResponderEliminar
  6. no sé cómo he llegado aquí, pero me he reído un rato.Yo dejo que mi compañero de piso haga esas gestiones porque pierdo la paciencia rápido! :)

    un saludo!
    Raf

    ResponderEliminar

Si sabes escribir, puedes comentar.