domingo, 3 de enero de 2010

La Odisea, de Onero (I)

Esto promete ser realmente largo. Genial, para un tipo como yo pegado al internete. Me refiero a la odisea que me une a Ono, esa operadora que inspiró a los mercaderes persas y sus técnicas de ventas. Y por lo visto, algunas formas de tortura de ciertas prisiones chinas.
Por problemas de extensión, así como de luxación mecanográfica de muñeca y varios dedos, lo postearé en varias partes.


DÍA 1

Moi está a punto de salir de casa cuando recibe una llamada desde un número desconocido.

Ono: “Buenas tardes, le llamo del departamento de calidad de Ono. En vista de que usted fue cliente nuestro con anterioridad, le llamamos para ofrecerle una oferta especial y…”

Moi: “Ya, pero es que tengo teléfono e internet con otra compañía, y me va bastante rápido, a unos 8 megas por lo menos. Pago 44 euros al mes, que es más barato que con ustedes. Ya me han llamado varias compañeras suyas...”

Ono: “Claro, le entiendo señor Camacho. Pero tenga en cuenta que con nosotros pagará unos 5 euros menos al mes durante un año, con un paquete de televisión por cable que está muy bien.”

Moi: “Se lo agradezco, pero la televisión yo no la veo prácticamente. Con la TDT me sobra. Además, creo que usted me ofrece 3 megas, que es menos de la mitad de lo que vengo disfrutando…”

Ono: “Tenga en cuenta señor Camacho, que nuestros 3 megas de velocidad transcurren por fibra óptica, que es un sistema de transmisión muy superior al adsl convencional, por lo que usted no notará diferencia. Es más, puede que le vaya más rápido…”

Moi: “¿Ein? 3 Megas son 3 megas, y no creo que equivalgan a 8, por muy bien que funcionen.”

Ono: “Pues sí, debido a que posee una mejor calidad de transmisión, las averías no afectan a la línea telefónica y blablablá. Además, ahorrará bastante dinero puesto que la oferta le incluye el módem wifi y la instalación totalmente gratis…”

Moi: “Es que ya tengo ambas cosas, le recuerdo que fui cliente suyo…”

Ono: “En ese caso, le ofrecemos un módem usb de banda ancha móvil, para que usted se conecte con su portátil donde quiera cómodamente y con un servicio muy similiar al de su casa.”

Moi: “Pero… con un límite de descarga, supongo… ¿de cuánto?”

Ono: “5 megas diarios.”

Moi: “¿5 megas? …Wow… “

Ono: “…”

Moi: “Quiero decir, que eso es poquísimo.”

Ono: “Bueno, mi hija lo tiene y le sobra para abrir su correo…”

Moi: “Ya, en caso de que no haya ni una sola imagen, porque si no…”

Ono: “De todas formas, le recuerdo señor Camacho, que el servicio de internet que le ofrecemos es claramente superior a cualquier otro que pueda usted conseguir, y como me ha dicho, se ahorrará más de 5 euros al mes durante un año entero. Y disfrutará de unos canales de televisión muy interesantes.”

Moi: “Estooo... Sí, pero le recuerdo que me está ofreciendo una velocidad de menos de la mitad de lo que tengo actualmente, así que cambiar de compañía para empeorar no me convence demasiado.”

Ono: “Bueno, disponemos también señor Camacho de una velocidad de 6 megas que funciona realmente bien, por sólo 10 euros más, es decir 49 euros al mes durante el primer año.”

Moi: “Ajá, en ese caso no me interesa cambiar para pagar más por la misma velocidad”

Ono:
“Pero dispondrá usted de un paquete de televisión realmente interesante que…”

Moi: “Es que con la TDT me sobra, como le comenté. De todas formas, no puedo atenderle mucho más porque estaba saliendo de casa. Lo siento.”

Ono: “Está bien, hagamos una cosa. Le envío esta oferta a su correo electrónico y lo piensa usted detenidamente. Cuando me diga vuelvo a llamarle y me da una respuesta, ¿le parece?”

Moi: “Me parece. Llámeme la semana que viene, el viernes sobre esta misma hora. Gracias.”

Ono: “Buenas tardes y gracias.”

Moi: “A usted.”

Un par de aclaraciones: Hasta aquí todo transcurre más o menos normalmente. Es la típica llamada de la hora de la siesta, con los típicos argumentos que puedes rebatir sin problemas aunque sigas dormido. Te habrás aburrido bastante leyéndolo, pero había que ponerse en antecedentes.

La otra aclaración. Cuando en el diálogo me refiero a "Ono", no es realmente el señor Ono (no sé si será su nombre o su apellido), sino una empleada suya muy motivada. Me da escalofríos pensar que un día me llame Don Ono en persona. Imagino que me persuadiría en muy poco tiempo para poner todos mis bienes a su nombre a cambio de poder ver varios partidos al mes del Real Madrid en pago por visión.


(continuará...)

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